Mié. Abr 24th, 2024

ENTRE MITOS Y REALIDADES.

Ene 29, 2022

La Mitología Griega leída a partir de la pléyade de dioses, que forman su teogonía, la cual comparte con la Mitología Latina, con dioses a los que los Romanos simplemente les cambiaron los nombres, como Poseidón en la mitología Griega, el dios del Mar y Neptuno en la Romana, Artemisa en la mitología Griega corresponde a Diana en la Romana, Hermes en la mitología Griega, corresponde a Mercurio en la Romana, pero con todo los mismos Griegos, Filósofos, Escritores, Historiadores y Poetas, no se ponían de acuerdo en cuanto a los hijos que los dioses tenían, ni cuales eran las características de los mismos, dentro de los absurdos de la que fuera una civilización, que legó una enorme riqueza cultural, se encuentra el juicio que se promovió en contra del Filósofo Griego Sócrates, al que acusaron de deformar las personalidades de los dioses y enseñar sobre un dios en especial, el caso es que Sócrates es condenado a muerte, a través de la ingestión de la cicuta, antes de la ejecución pospuesta por algunas particularidades, varios amigos del genial Filósofo dialogan con el, en especial destaca uno de nombre Critón, al cual entre las muchas enseñanzas que le aporta, le expresa palabras que se concentraron en la frase famosa que se le atribuye a Sócrates, «Yo solo se, que no se nada».

Podemos imaginar, que aún con lo poco que se conocía y se tenía, Sócrates conocedor y estudioso de todo lo que en su tiempo existía, aceptaba no saber nada, que podemos decir en la actualidad, aún por parte de los grandes científicos y estudiosos que hay, sobre todo porque acomodamos a veces las cosas a nuestro entendimiento y nuestra conveniencia, por ejemplo el libro de las mil y una noches, no se tiene certeza de la autoría, si pertenece a Arabia o Persia, lo cual no afecta en nada, el ingenio del mismo, la generalidad del contenido, refiere que una princesa de nombre Sherezada fue llamada en un mal momento, a pasar con el Sultán la noche en sus aposentos, se tenía conocimiento que el Sultán por la mañana, mandaba ejecutar a la esposa con la que había pasado la noche, la característica del libro, en los mil y un relatos que contiene, destaca el interés que el relato que tenía continuidad, despertaba emociones encontradas en el Sultán, que deseaba seguir escuchando los relatos así pasaron mil y una noches y el desenlace cuando terminan los relatos, consiste en que Sherezada salva su vida, al mostrarle al Sultán los hijos que había procreado con el.

Lo anterior sirve de base para comentar algo que es recurrente, cuando al señalar a alguien de corrupto lo mencionamos como Alí Babá, si bien el relato se titula para su caso, Alí Babá y los cuarenta ladrones, el personaje principal no formaba parte de esos cuarenta ladrones, ni era su jefe, resulta que mientras anda fuera de la ciudad y en la parte montañosa, Alí Babá descubre a los ladrones entrar a una cueva, escondida por una roca que se movía al conjuro de las palabras ya traducidas, «Ábrete Sésamo», quien aprovecha los tesoros que se ocultaban en la cueva, es Kasma Babá, hermano de Alí, así es que cuando a algún ladrón de la actualidad le comparemos con los ladrones del relato, lo que menos debemos hacer, es decirle Alí Babá.

En ocasión de cumplirse 500 años de la presentación de la obra «El Príncipe» de Nicolás Maquiavelo, la LXII Legislatura del Senado de la República, el Entonces Legislador Zoé Robledo promovió la publicación de una edición especial de dicha obra, en una presentación excelente que contiene el facsímil con la escritura original y la traducción en Español, una persona a la que estimo mucho, me hizo favor de hacerme llegar uno de estos libros, la verdad es que antes de leerlo, solamente había escuchado llamar «maquiavélicos» a quienes actuaban de forma perversa, maligna gente de lo peor, la realidad es que «El Príncipe» de Nicolás Maquiavelo contiene consejos dirigidos a un Príncipe, para que este se conduzca con sabiduría, pero lejos de la interpretación que se ha dado al término «Maquiavélico», que de maquiavélico pueden tener éstas recomendaciones al Príncipe, sobre los aduladores, que nunca faltan, el capítulo XXIII tiene como sub título «COMO EVITAR A LOS ADULADORES», Apunta Maquiavelo que es un asunto que no quiere dejar pasar por alto, sobre todo cuando los Príncipes, no tienen la suficiente inteligencia al elegir a sus funcionarios, apunta que no hay otra forma de guardarse de las adulaciones, que la de hacer comprender a los posibles aduladores, que el Príncipe no se ofende porque le hablen con la verdad, aunque rodeado por personas sabias que ha elegido, solamente estará dispuesto a escuchas esas verdades, cuando el pregunte.

Related Post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *