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UNA PANDEMIA QUE NOS ESTÁ DOBLEGANDO.

Ene 19, 2022

Muy poco hemos aprendido alguna forma de ganarle terreno al virus del COVID-19, las Autoridades de Salud han estado a la altura desde que inició el problema en Marzo del 2020, cuando se decretó a nivela Nacional la cuarentena, pero a quienes nos corresponde poner disciplina y acatar las recomendaciones que a través del tiempo se han emitido, no lo hemos hecho debidamente, reconozcámoslo así, provocando con ello que el virus permanezca en sitios, en donde se aglomera la gente, además de las mutaciones que el mismo ha registrado, las que han causado resultados lamentables en las diversas etapas, en especial la versión Delta que en la segunda y tercera olas, hizo de las suyas infectando y matando a miles de Potosinos, no se diga en el resto del País y el Mundo, aún así tenemos tiempo para quejarnos de las restricciones que se nos imponen, y cuando nos enfermamos reclamamos que no haya espacios para que se nos atienda, si hay pero en Hospitales Privados que tiene un alto costo, tan fácil sería que si todos nos cuidáramos, evitaríamos que se saturaran clínicas y hospitales, pero preferimos correr el riesgo, antes que privarnos de nuestros gustos y diversiones, ya han pasado dos años de la pandemia, y quienes decían que en unas cuantas semanas o pocos meses se acabaría el problema, han guardado silencio a ese respecto, aunque siguen dando ideas fuera de la realidad, el virus seguirá mutando, porque es una de sus características, el próximo mes de Marzo se cumplirán los dos años de pandemia y no se ve para cuando podamos salir de ella.

Por si no fuera suficiente con lo anterior, las mismas variedades de virus se han encargado de contradecir a los especialistas, desde el inicio de la pandemia se generó la premisa, de que solo atacaba a los adultos mayores y causaba la muerte en ellos, así que los demás a darle rienda suelta a las reuniones, las salidas a las playas, a los centros de diversión, al fin que los que iban a padecer, era solamente la gente mayor, llegó la variedad Delta y comenzaron a cambiar las expectativas, empezó a morir gente más joven, empezaron a colapsar los Hospitales y Clínicas, fuimos testigos del sufrimiento de muchas personas, que llegaban a los Hospitales con algún familiar enfermo y no lo atendían, porque tenían saturada el área, para la atención de enfermos de COVID, y esos enfermos morían afuera de los Hospitales, se nos olvidaron muy pronto aquellas escenas del personal de salud, con las huellas en sus rostros de las largas horas del uso de «gogles» para su protección, del uso de esos trajes especiales de material plástico, causantes de un calor insoportable, que con entereza y sin quejas, la mayoría del personal de salud, cumplía con su cometido.

Mucha gente ha perdido todo durante esta contingencia, otros más se han beneficiado, la comida rápida ha sido parte de los negocios que han mantenido su nivel de ingresos, la experiencia de cierres obligados en semáforo rojo, en vez de hacernos más empáticos, parece que andamos alrevesados y que nos hemos dado cuenta que todos, absolutamente todos, somos parte esencial de la solución del problema, no para acabar de tajo con la epidemia, pero si para frenarla lo más posible, porque si sabemos que el virus se fortalece y multiplica en los lugares en donde se amontona la gente, si asumiéramos con responsabilidad las medidas que conocemos, porque se nos han repetido una y mil veces, las condiciones lamentables de elevadas cifras de contagiados y fallecidos, no serían numéricamente las que se tienen, nunca he aceptado lo que algunos especialistas repetidamente señalaban, que nadie era responsable de contagiar a los demás o algún familiar, creo con firmeza que no guardando las medidas recomendadas quien se contagió, de cierto sin saberlo, pero como consecuencia de su irresponsabilidad, contagió a otros y algunos fallecieron, no acepto que no haya tenido culpa.

Cierro este comentario con algo muy personal, que bueno que las autoridades del Estado, cancelaron el incremento de las tarifas del transporte urbano, primero porque los bolsillos de la gente, principalmente los usuarios del transporte urbano, están muy carentes de posibilidades económicas para enfrentar cualquier aumento, sobre todo considerando que por años y años, los señores permisionarios con absoluta desfachatez, acostumbraban hacer promesas de mejoramiento del servicio, cumplir con la reposición de unidades que ya habían cumplido los diez años de servicio, la instalación de botones de pánico, para disminuir los asaltos y ahora en la pandemia no permitir el abordaje a personas que no portaran cubre boca, la unidad, al cincuenta por ciento de su capacidad y ninguna disposición han cumplido, lo de la renovación de unidades será posible, porque tendrán el apoyo del Gobierno.

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