“El aislamiento social durante la pandemia por COVID-19 incluye el confinamiento en casa, que redunda en el incremento de la inactividad física y de comportamientos sedentarios, no favoreciendo a los hábitos saludables como el practicar cualquier tipo de actividad física, provocando alteraciones en el metabolismo y falta de movimiento”, señaló el ingeniero Mariano Tovar Ríos, Jefe del Departamento de Promoción para la Salud de los Servicios de Salud del Estado.
El virus SARS-CoV-2 produce la enfermedad llamada COVID-19, una enfermedad que no tiene tratamiento ni vacuna, misma que ha provocado grandes cambios en las actividades diarias de la población.
La actividad física, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS por sus siglas), es cualquier movimiento corporal producido por la musculatura esquelética que implica un desgaste de energía; es decir, son los movimientos que una persona hace durante el día, por ejemplo: bañarse, comer, barrer, estudiar, ir de compras, trabajar, etc.
Existen algunos mitos sobre la actividad física, que algunas veces se transforman en pretextos, por lo que hay que cambiar esa mala actitud para mejorar hábitos saludables desde el hogar. Uno de los mitos más comunes es el mantener la actividad física, resulta muy caro ya que se necesitan equipos, ropas y zapatos especiales y a veces incluso hay que pagar por el uso de las instalaciones deportivas.
Otro mito común es cuando afirman que están muy ocupados y la actividad física requiere mucho tiempo. Por lo que el promotor de salud mencionó que: “para mejorar y mantener su salud bastan 30 minutos de actividad física, que pueden ir poco a poco acumulándose hasta completarlos y posteriormente subir paulatinamente a una intensidad moderada haciendo esta práctica cinco días a la semana.
El tercer mito, refiere a que los niños tienen mucha energía, y eso es por naturaleza, por lo que se recomienda que los niños en edad escolar puedan acumular 60 minutos diarios de actividad física, de intensidad moderada a vigorosa.
“En la actualidad la evolución de las tecnologías ha provocado el aumento de sedentarismo en este grupo de población; sin embargo son herramientas de apoyo que pueden traer el desarrollo de actividades a través de la búsqueda y difusión en portales web o redes sociales. Los hábitos y modos de vida saludables adquiridos en la infancia y adolescencia tienen más probabilidades de mantenerse a lo largo de la vida por consecuencia una mejor salud para el futuro”.
Finalmente indicó que la actividad física regular puede ayudar a establecer rutinas cotidianas, también es buena para nuestra salud mental, ya que reduce el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, retrasa la aparición de la demencia y mejora nuestro estado de ánimo general.
“Las personas de cualquier edad que se complican por COVID-19, pueden aumentar el riesgo de perder la vida debido a que tienen enfermedades como: la diabetes y la hipertensión, por lo que es importante reflexionar el convertir hábitos saludables en estilos de vida #QuédateEnCasa”.